lunes, 13 de septiembre de 2010

Agujetas... o como se escriba.

Durante unos años, hasta que cumplí los 13, estuve llendo a judo dos veces por semana. Me encantaba. Pero lo abandoné, como he ido abandonando todo lo que me motivaba: música, baloncesto, baile, patinaje... soy una impaciente. Y en cuanto veo que algo me cuesta, o que tengo alguna dificultad que me impide el paso, voy hacia atrás, y huyo de todo.

Hoy he asistido la primera clase de Karate de mi vida. Y me he propuesto a mi misma que no voy a dejarlo, por muchas dificultades que me pongan. Voy a ser como Misaki Ayuzawa ¡Me esforzaré al máximo!

Porque, ¿que hubiera sido de Miriam Blasco si el primer día de judo hubiera dicho "hay, no; son muy mayores para mi"?
¿que hubiera sido de J.K. Rowling si hubiese roto el borrador de Harry Potter y la piedra filosofal por la primera editorial que le dijo que nanai? ¿o en la segunda? ¿o en la tarcera?
¿Que hubiera sido de Katniss Everdeen si se hubiera resignado a matar a quien (los que nos hemos leido el libro) sabemos en los 74º juegos del hambre?
¿Qué sería de mi madre si se hubiera rendido al primer problema que tuvo con el valenciano? ¿Que habría sido de mi misma si me hubiera resignado la primera vez que mi padre me dijo "no te cambiarás de colegio"?

Pues que mis dos mejores amigas vivirían en una calle distinta, que no habríamos llorado con la magia, que no hubiésemos sabido que pasaría con Gale y Peeta, que mi madre no seguiría estudiando y que yo permanecería dormida en una jaula de cristal.

¿Y yo por qué me pongo tan dramática?

La clase de Karate ha sido dura; pero me ha encantado.

Ahora, eso sí. Mañana no voy a poder moverme.

Estos momentos son en los que te das cuenta de que me he pasado demasiado tiempo sentada frente al ordenador ^^'

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